Ambient

Juicy Salif + Philippe Starck

“Mi exprimidor no está hecho para exprimir limones, sino para empezar conversaciones”…..Philippe Starck 

Imagine que le pregunta por Philippe Starck a un entendido en interiorismo y se gana la típica mirada de suficiencia que uno le dirige a un ignorante que ha dicho el único nombre que se le pasa por la cabeza. Podría ocurrir. También que Starck presenciara la escena y le diera igual. Hace tres décadas que superó la fase de depender del público especializado (sobre todo, decoradores) y, para empezar, ni siquiera se considera diseñador.

“Sólo soy un tipo que intenta merecer existir y que tiene una enfermedad llamada creatividad. Porque a mi nivel, y por mi volumen de trabajo, creo que se podría calificar como enfermedad mental”.

Si realizamos un recorrido por la obra de Philippe Starck, resulta evidente que es un artista de su tiempo, un artista posmoderno ya desde sus inicios su primera empresa la dedicó a fabricar objetos hinchables. Pero como todo autor que destaca de la media, no se conformó en seguir la estela del movimiento artístico del momento, sino que fue uno de los que los definió.
En sus piezas encontramos la revisión de formas artísticas ya abandonadas y la mezcla entre ellas en un aparente ‘totum revolutum’ en el que todo vale y conforma su sello más genuino. El apropiacionismo, la ironía, la desdramatización del objeto y su función están presentes en toda su obra. Si además consideramos que su labor creativa la ha realizado desde el campo del diseño, podríamos llegar a la conclusión de que Starck ha conseguido con ella, acortar las distancias ideológicas que existen entre arte y diseño.

El resultado final del Juicy Salif es el de un vigoroso objeto de aluminio pulido de 29 cm. de altura y 14 cm. de diámetro, que combina, con recursos casi minimalistas, las formas curvas junto a las anguladas.

Nos hace recordar formas de la naturaleza como una araña, o de objetos como un globo aerostático de portentosas patas que le sirven para elevarse más que para anclarlo a una base. Su pulida superficie, con sus brillantes patas en punta, le imprime un carácter agresivo, como si se tratase de un arma de ataque con una empuñadura a la que se le han acoplado tres punzones.

 


¿Pero, el Juicy Salif es útil como exprimidor?
“Mi exprimidor no está hecho para exprimir limones, sino para empezar conversaciones”
Philippe Starck

Al parecer no, y aquí reside una más de sus ironías —un exprimidor que no sirve como tal pero que ha llegado a consagrarlo como un objeto de culto—, lo que le da un carácter duchampniano, la del objeto que al descontextualizarlo adquiere una nueva naturaleza y función. Igualmente le observamos ciertas connotaciones eróticas, de las que no es ajena la agresividad a la que antes nos referimos.

En la resaca dejada en el nuevo milenio por la acción posmodernista, son perfectas las palabras recogidas del libro Diseño del siglo XX, en las que se expresan la forma de pensar y trabajar de Philippe Starck en la actualidad: “Hoy en día, Starck reconoce que muchos de sus diseños de los ochenta y noventa, incluidos algunos suyos, eran ‘diseños exclusivos’ motivados por la novedad y la moda. (…) Afirma que es el objetivo central del diseño actual, sólo es alcanzable si la moralidad, la honradez y la objetividad forman parte integral del proceso del diseño.

Sostiene que el papel del diseñador es….
Crear más ‘felicidad’ con menos”….

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